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NUESTRA HISTORIA

La Fundación Cultural Chak Pet A.C.

La Fundación Cultural Chak Pet A.C. se estableció como una organización sin fines de lucro. Brindamos las personas la oportunidad de donar a una buena causa. Una pequeña contribución monetaria puede cambiar y mejorar la vida de los demás.

 El nombre Chak Pet (Tortuga Roja en lengua huasteca) se le dio a una aldea prehispánica que existió hace 3000 años en lo que hoy es el municipio de Altamira, en el Estado de Tamaulipas. Esta aldea se exploró arqueológicamente de forma intensiva y extensiva entre los años 2006 al 2020, por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Los pobladores de Lomas del Real, una comunidad salinera donde se ubicaba el sitio arqueológico, mantienen una forma tradicional de producir sal que está en riesgo de desaparecer. Ambas situaciones nos impulsaron a crear una Fundación Cultural sin fines de lucro, cuyas acciones se orienten al rescate, conservación y divulgación del patrimonio cultural material o inmaterial de esa comunidad y de cualquier otra que vea amenazada su continuidad, a través de acciones que permitan generar condiciones de paz, crecimiento económico y educación, para conseguir el desarrollo integral de sus miembros y que como individuos o grupo persigan los objetivos que les sean más valiosos e importantes en su vida, como lo dice el gran filósofo y economista hindú Amartya Sen.


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Nuestra historia: Quiénes somos
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CONOCE MÁS DE CHAK PET

CHAK PET, UNA ALDEA COSTEÑA EN ALTAMIRA
Gustavo A. Ramírez Castilla

El año 2002 la Administración Portuaria de Altamira (API-Altamira), abrió la calle Río Barberena para facilitar el acceso al faro portuario. Durante dicha operación se descubrió un sitio arqueológico de importancia, por lo que se convino con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, delegación Tamaulipas, llevar a cabo un salvamento arqueológico que permitiera recuperar la información científica y objetos de importancia cultural. Dicho salvamento se inició en 2006 y terminó en 2020.


Tras catorce años de investigación se han recuperado casi enterramientos humanos, miles de fragmentos de cerámica, figurillas, objetos de jadeíta, concha, piedra y hueso.

Chak Pet  puede considerarse la única aldea prehispánica de la huasteca excavada intensiva y extensivamente; lo  cual ha permitido conocer en gran medida las condiciones de vida  que enfrentó ésta población, así como una parte de su historia y desarrollo socioeconómico.


Excavaciones.

La Aldea de Chak Pet se ubicó sobre una loma de arena a 28 m.s.n.m., situada a 4 Km de la costa actual de Altamira, frente a la playa Tesoro. La distribución de los materiales arqueológicos indica que alcanzó una superficie máxima de 1km de longitud norte-sur, por 300m de este a oeste. Fue contemporánea de otros numerosos asentamientos que se distribuyen por toda la cuenca lacustre del Tamesí, con características y cronología similares. Aunque la superficie ya había sido alterada por maquinaria pesada desde los años ochenta, las excavaciones mostraron que aún quedaban restos de un montículo de apenas 60cm de altura, y un área importante de espacios domésticos inalterados, en los que se depositaron los restos mortales de los habitantes originales.  Asimismo, la excavación permitió conocer que dicha loma fue una antigua barra, que hacia el año 900 a.C. comenzó a ser habitada, haciendo nivelaciones con rellenos de tierra y arena acarreadas de distintos lugares.  La ocupación de la ladea fue continua hasta el años 200 d.C., por lo que casi durante mil cien años los habitantes continuaron haciendo rellenos sobre las casas anteriores para establecer construcciones nuevas, elevándose  el terreno. La aldea también se extendió hacia el sur y las laderas inmediatas.  Entre los rellenos, que varían entre 50cm a 4m de profundidad, se encontraron los pisos de varias casas y numerosos enterramientos humanos.


Las casas.

Tanto sobre el montículo como en las áreas aledañas, se encontraron restos de pisos de casas, hechos generalmente en barro cocido, de hasta 5cm de espesor.  Pudo apreciarse que, en algunos casos, su planta tiende a ser rectangular de 4x6m de superficie,  con orificios de los horcones que soportaban los muros de palo recubiertos con barro (bajareque) y techumbres posiblemente de palma, similares a las que aún se construyen por la región.  También se encontró una secuencia de tres pisos sobrepuestos elaborados con cal de concha molida y arena. Este es un caso sobresaliente, pues se cree que los pisos de cal se originaron en la cuenca de México durante el periodo Clásico, mientras los que aquí tenemos pertenecen al preclásico tardío, es decir, unos 300 años antes que en el altiplano. Es posible que la casa sólo fuera usada para descansar, y que tal como sucede en la Huasteca actual, la gente hiciera su vida cotidiana en el patio, pues por  fuera de los pisos de la vivienda se han encontrado numerosos objetos que indican que en ese espacio era dónde se cocinaba y comía –hay fogones y restos de peces, aves y mamíferos que ingerían-. También hay desechos de la fabricación de herramientas de piedra y elaboración de vasijas y figurillas de barro.


Los entierros humanos.

La gente que habitó Chak Pet eran personas con estatura promedio de 1.45m para mujeres y 1.50m para varones, eran robustos y fuertes.  También se han encontrado algunos más altos entre 5 y 10cm, con rasgos un poco diferentes, lo que nos hace pensar que se trata de población norteña de cazadores-recolectores que se quedó a vivir con ellos.  Algunos gustaban de deformarse la cabeza en forma alargada, e incluso mutilarse los dientes. Los estudios realizados revelan que vivieron en un ambiente sumamente difícil, que es de temperaturas extremas, rodeados de lagunas y pantanos en donde abundan los mosquitos y diversos animales ponzoñosos, cuyas picaduras, mordeduras o heridas les ocasionaban frecuentes infecciones que dejaron sus huellas en los huesos. También se ha encontrado que padecieron artritis, sífilis y dolorosas infecciones bucales.

Al morir, los habitantes de Chak Pet eran sepultados en fosas tanto en los patios, como bajo los pisos de las casas. Generalmente no se les colocaba ofrendas, pero cuando lo hacían eran figurillas de barro representando mujeres desnudas, situadas cerca de las articulaciones o a la altura del corazón. Posiblemente representaban a la diosa madre. Era más sobresaliente el ajuar, es decir, los ornamentos corporales del difunto, consistentes en collares o pulseras de concha o hueso; se han descubierto también unos muy interesantes compuestos de dientes humanos o de perro.  Algunos difuntos fueron acompañados con una máscara de barro, o por un fémur labrado, e incluso hay el caso de una niña cuyo cuerpo se cubrió de hematita, por lo que huesos se pintaron de color rojo. Ésos objetos pueden ser signos de distinción social; pero en general se aprecia que era una comunidad bastante igualitaria, en la que predominaba la presencia femenina.


Subsistencia.

Se ha encontrado evidencia que apunta a que esta aldea era agricultora. Cultivaban plantas comestibles en las zonas bajas y complementaban su alimentación con animales acuáticos y terrestres, así como plantas y frutos.

Es muy posible que su principal producto de intercambio haya sido la sal, que se produce en las marismas al pie de la loma, en forma natural. Ello les habría permitido obtener algunos objetos suntuarios de gran calidad que se han encontrado, como varios pendientes de jadeíta y espejos de pirita procedentes -muy posiblemente-  de Costa Rica y Guatemala, así como numerosos objetos artísticos, instrumentos musicales y utensilios de piedra, entre otros interesantes objetos.


Ocaso.

Las aldeas de la región fueron abandonadas casi simultáneamente hacia el 200 d.C., sin causa aparente. Chak Pet volvió a ser visitado más de mil años después, cuando la región fue poblada nuevamente por los llamados huastecos. Pero al parecer aquí solo llegaron a acampar temporalmente para recolectar sal furtivamente y retirarse de prisa, antes de ser atacados por los feroces cazadores-recolectores que, para entonces, dominaban la región.

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